Eladia Martinez Garcia

agosto 11, 2019 5:13 pm Publicado por

Eladia nunca nació, nunca murió, solo nos acompañó en la tierra hasta el 10 de Julio 2019.

Si me preguntas quien fue Eladia para mi, te respondo. Hace 20 años empecé a buscar una profesora de yoga, y a través de los cursos de la Universidad de Granada llegue a Yoga Studio.

Recuerdo su talante seco y preciso, su petición de compromiso con la práctica. Yo no tenia la madurez para responderle y emigre hacia otras latitudes donde poder practicar mi “sleepy” yoga. No estaba preparada para el yoga “Guantánamo” de Eladia.

Pero nuestros caminos se volverían a cruzar a través de Isabel Jiménez Caballero en un curso de Carmen Enguita “El Umbral de la sabiduría”. Allí nos encontramos de mujer a mujer, nos descubrimos y compartimos anhelos e historias.

Teniamos en común, el ser Granainas, muñoscas, filólogas, viajeras peregrinas en India, en San Francisco,  madres solteras, con hijas, buscadoras de una espiritualidad trascendente, meditadoras de Zazen, emprendedoras, directoras de centros de crecimiento personal, amantes de los versos de Juan De la Cruz…

Ella era 16 años mayor que yo, percibía su capacidad para iniciarme en la aventura de liderar el Centro María Zambrano, y le pregunté: “Eladia, cual es el secreto de tu éxito”. Su respuesta fue: “Tu presencia. María, permanece. Permanece en tu centro, cuando la gente vaya y venga”. Sus palabras me han acompañado a lo largo de estos 10 años como un mantra. Permanecer/ Presencia.

Eladia era auténtica, fresca, directa en la relación personal. Divertida, con un ego trasparente, fluido, como si a través de ella siguiera pasando el agua del molino que la vio nacer. Y en sus clases era precisa, directa, con una dirección y una fuerza Yyegar elegante y contundente.

En la última noche vieja que pasamos juntas, al sacar las cartas de Osho, le salió “sanacion”. Ella ya ha escuchado las palabras del Amado, llamándola “Levántate amiga mía, y ven”. Son las palabras que descansan sobre la tumba de María Zambrano. Buen camino amiga.

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Esta entrada fue escrita porCentro María Zambrano

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