Cielo, mi co-terapeuta

enero 18, 2016 4:03 pm Publicado por

El es un perrito de cinco quilos, mil leches, que me acompaña desde hace un año como terapeuta, en mi consulta con adultos y niños
La historia comienza cuando al ir conduciendo por la carretera secundaria de San Miguel a Ubeda, y vi “algo” que se movía en la carretera. Paré en seco para no atropellarlo, y se acercó a nosotras. Me guiñó, me hizo autostop, y yo caí rendida de amor. Mi hija Mar, le vio y me dijo: “Se llama Cielo de Luna”. Y yo le pregunté: ” ¿Y tú, como lo sabes?”. A lo que ella me respondió: “Se llama así, Cielo de Luna”. Con esa contundencia con que responden las niñas de tres años.

No tenía chip, y a partir de ese momento, forma parte de mi vida personal, de mi familia, y de mi trabajo.
Ya de pequeña había tenido amistad con perros: Pinocho, Nana, Laila, Yago…. Todos ellos formaban parte de mis vínculos emocionales, de las relaciones que me habían alimentado y acompañado en mi infancia.
No he inventado nada nuevo, tan sólo me sumo a un linaje ilustre de terapeutas asociados. Freud, ya compartía consulta con sus chow-chow . María Zambrano fue casi expulsada de Italia, por la comuna de gatos que cuidaba. Isabel Jimenez Caballero y su compañera Luna nos acompañaron en el Centro. Y Loretta Cornejo con Quincy y Horatio me abrió esa puerta, (y muchas otras más) para esta experiencia llena a la vez de esfuerzo y de magia.

Además Cielo ayuda a los pacientes
– Reorienta a la realidad, al aquí y al ahora.
– Ayuda a salir del monólogo narrativo y les sitúa frente a una experiencia del presente.
– Consigue centrar la atención con niños con TDAH.
– Reactiva la vitalidad en pacientes depresivos,
– Les muestra a los niños como hacer amigos, respetando la polaridad de contacto/retirada
– Les da garantía de confianza, (si yo trato bien a él, también puedo tratarlos bien a ellos)
– Satisface la necesidad de contacto físico de los pacientes de una manera sana, dejándose acariciar.
– Acoge y acepta incondicionalmente a todos los pacientes, y así permite que ellos también se acepten
– Colabora en crear un clima cálido, acogedor emocionalmente.
Agradezco a la Vida, que me ha regalado este cachito de “Cielo”, que me hace la mitad del trabajo en consulta. Y agradezco a mis pacientes que le permiten entrar….para poder descansar más yo.

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Esta entrada fue escrita porCentro María Zambrano

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