Montessori y Gestalt

junio 14, 2016 5:42 pm Publicado por

El maestro interior del niño y el niño interior del maestro

La frase que nos ha convocado está “cocinada” en la mente de Rafa Román y resume prodigiosamente todo lo que queremos deciros. Es una frase koan zen, de esas que te dejan con cara de póquer, y sin poder pensar mucho más.
“El maestro interior del niño y el niño interior del maestro”
Como cada uno de nosotros tiene sus ancestros y su linaje de formación, Rafa se hace eco de una frase célebre de María Montessori: “El niño guiado por su maestro interior trabaja infatigablemente con alegría para construir al hombre. Nosotros educadores, solo podemos ayudar… Así daremos testimonio del nacimiento del hombre nuevo”.

Yo me encargo de la segunda parte de la frase: “el niño interior del maestro”
Y ahora os pido por favor, una licencia respecto al tema de género, cuando hable de mí, hablaré en femenino, porque es así como me siento más cómoda e identificada.
Y también os pido que cuando hable de maestra, nos podamos sentir incluidas también las psicólogas, madres, terapeutas ocupacionales, educadoras en general.

El trabajo con la niña interior es una aportación de la terapia Gestalt. Es un constructo psicológico que explica que cada “maestra”, a nivel psicológico y emocional, tiene dentro de sí misma una niña interior que acudió a la escuela. Cada maestra de 30 años, tiene dentro, la memoria de la mujer de 20 años, de la adolescente de 15 y de la niña que fue al colegio por primera vez. La imagen que nos puede ayudar para comprender esta realidad interior es la de las Matruskas rusas, donde dentro de cada muñeca, hay otra más pequeña y otra aún más pequeña. Así somos todas por dentro, respecto a nuestra identidad y nuestra memoria.
Cada maestra, inconscientemente y a un nivel emocional muy primitivo está conectada con una niña, que fue feliz, alumna, creativa, investigadora, divertida, y también a veces, sometida, caprichosa, celosa, humillada, abandonada, reprimida… Y todo esto depende por supuesto de la historia académica, del tipo de colegio, de los maestros sufridos y gozados, de las posibilidades de apoyo de los padres, de la capacidad de escucha y acogida de algún adulto.
Lo que ocurrió en la historia personal de los maestros, pertenece al pasado, ya no existe. Pero influye en la capacidad de presencia y en la calidad de la enseñanza que reciben nuestros hijos.
Es responsabilidad de las maestras trabajarse a nivel emocional en la relación con esa niña que existió en el pasado. Es necesario reconocerla, escucharla, amarla, reeducarla. Aportarle la serenidad y la confianza que tal vez, en su día no recibió. Es necesario crecer psicológicamente, madurar como adulta, e integrar esa parte olvidada de una misma. La primera alumna deseosa de conocimiento está en el interior de una maestra, es su niña interior.
Pero ¿cómo hacer este trabajo de reparentización, de volver a conectarse con esa niña interior: para recuperar el brillo original y para sanar a esa niña? Unas veces el camino se puede realizar sola, y otras será necesario hacerlo con la ayuda de un profesional, y de una formación específica.
Mi propuesta para este proceso es triple:
– Mindfulness
– Psicoterapia Gestalt
– Constelaciones Familiares

Mindfulness es una herramienta eficaz en ese camino. Es el camino de la atención plena, el aprendizaje de estar viva en el presente, aquí y ahora.
Ayer mi compañera Beatriz Muñoz, psicóloga e instructora de Mindfulness, me comentó que Jon Kabat Zinn, el iniciador de este método de meditación, había señalado las tres instituciones donde se generaba más sufrimiento, y en las cuales era necesario aplicar Mindfulness: los centros penitenciarios, los hospitales y las escuelas. Al mismo nivel.
Es necesario utilizar toda nuestra inteligencia y recursos para que las Escuelas no sean un espacio de sufrimiento para los niños, maestros y padres.
El maestro y su niño interior necesitan la serenidad que Mindfulness le pueden aportar.
La niña interior de de la psicóloga necesita la mirada compasiva de la adulta que trabaja como maestra, comprometida en su proceso personal a través de una terapia gestáltica, del trabajo de voces internas, de Constelaciones Familiares.
Porque como bien dice la frase sapiencial: “Se enseña lo que con más urgencia, necesitamos aprender”. Y las maestras, las psicólogas, necesitan acudir una y otra vez a la escuela, para darle una oportunidad a esa niña interior de aprender, de volver a abrir los ojos a la Vida, y a la Sabiduría. En la vocación de la psicóloga seguramente está el deseo de ofrecer a otros niños, lo que ella no recibió. Pero en primer lugar es necesario integrar y sanar a esa alumna que duerme en lo más profundo del alma.
En última instancia, como magníficamente expresan María del Mar Romera y Tonucci, no aprendemos de los maestros, los aprehendemos a ellos. Y yo añado a sus niños interiores también. Recomendación imprescindible: Acudid por favor al Parque de las Ciencias y visitad la exposición: “Imaginar la educación 50 años con Frato”.
Y os hablo desde la más absoluta ignorancia, por eso recurro a mis maestras: María Zambrano, María Montessori, Tonucci, Freud, pero sobre todo a mi tío Miguel Sánchez Zambrano, el maestro más grande y compasivo que he tenido. Miguel Sánchez Zambrano fue maestro de un grupo de niños en la Aldehuela con tan sólo once años. Les enseñó a leer y escribir a los hijos de los jornaleros que no tenían acceso a un colegio.
Yo soy psicóloga, y mi hizo sonreir el descubrir las palabras de Freud respecto a la educación de María Montessori. Freud decía: “Si todo el mundo estuviera en sus escuelas, no me necesitarían”.
Quiero acabar con las palabras de María Zambrano, que era hija de dos maestros excepcionales, Blas y Araceli, en un artículo a cerca de la vocación del maestro dice: “El filósofo, el sabio, el artista, son mediadores de una especie colindante con la del maestro porque trasmiten algo, verdad, ciencia, belleza; más no en una forma personal, directa sino a través de una obra. Más la mediación ejercida por el maestro tienen una última especificación que se refiere al Ser de uno mismo. El maestro es mediador con respecto al ser en tanto crece, y crecer para lo humano es no solo aumentar sino integrarse. El maestro es mediador sin alguna entre el saber y la ignorancia, entre la luz de la razón y la confusión. El maestro al ser mediador del ser humano, ha de hacer descender sobre sí mismo, la razón, el bien y la verdad, para poder mediar limpia y trasparentemente. La vocación del maestro es la vocación entre todas la más indispensable, la más próxima a la del autor de una vida, pues que la conduce a su realización plena”.
El Máster que os presentamos es nuestra contribución a la labor de alimentar y apoyar a los maestros en su vocación. Es un máster con un doble objetivo:
– Ofrecer un espacio de transformación donde el maestro recupere a su niño interior.
– Ofrecer las herramientas para que el maestro construya el ambiente en el que el niño pueda conectar con su maestro interior.
Os esperamos en esta aventura.

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Esta entrada fue escrita porCentro María Zambrano

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